Ábrete paso a base de ganzúas por una ciudad abandonada alimentada únicamente por la combustión de langostas. Dale a la maquinaria muerta un último aliento de vida antes de que sus formas de acero se enfríen para siempre. Mientras lo haces, contempla los recuerdos del último hombre sobre la tierra, y lo familiar que puede resultarte, por extraño que sea el escenario.