Acostumbrarse a su nuevo equilibrio trabajo-vida privada tras los acontecimientos del Episodio 1 ha dejado a Morgan con algunos dolores de crecimiento, y ese tipo de estrés no es bueno para la salud mental de nadie.
Afortunadamente para ella, los barrios bajos de la ciudad son la escapada perfecta; llenos de cámaras rotas y niebla asfixiante, con calles vigiladas por bandas y gobernadas con músculo sintético.
¿Qué más puede pedir una chica?
Es hora de volver a la rutina.